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lunes, 27 de diciembre de 2010

la Rita se cansó





Mi querido Horacio

Te cuento que la vida en el campo es genial. Que si he decidido escribirte no es para reprocharte nada de las cosas que hacía cuando estábamos juntos, sino por el contrario, lo que deseo es que tu vida se encuentre mucho mejor que cuando te vi por última vez tomando merca de un espejo mientras yo limpiaba con la escobita el baño que tenía la frenada de mierda (siempre tuve problemas con la frenada, que se le va a hacer, es algo que no puedo controlar, el tema de la limpieza de afuera que es la limpieza de adentro). Quiero que sepas que yo acá, estoy bien que la verdad ya no sigo teniendo tu imagen de cagar con la puerta abierta ni verte barrer desnudo el comedor…que gracias a las musas de la memoria y de las artes pude trocar esa imagen en palomitas blancas y bellos conejos saltarines. Te cuento que en el fondo del placard tengo las fotos de cuando nos fuimos a Sierra de la Ventana y sentí las ganas de decirte que por mí lo mejor que podría pasarte es que te tiraras, y de repente vi esos momentos en que uno se imagina haciendo algo y es desde ese lugar donde me imaginé arrojándote desde el cuarto piso, lástima que me miraste con esa cara de boludo y esas arrugas en la frente que me dio como cierta cosita. Porque si hay algo que te quiero confesar es que siempre cocinaste como el orto. Comía tu comida porque me daba mucha paja hacerla yo, y justamente si había algo que te salían horribles eran los fideos. Ya sé, Horacito, que te va a dar por el quinto forro de las pelotas que te diga esto, pero para qué negarlo, siempre fuiste un vago que sólo servías para limpiar la casa y cocinar…porque de producir dinero, jamás.
Mi querido Horacito, ya Oracito sin hace (porque de tanta carencia hasta te quedaste sin hache) te cuento que no sos ni buen marido, ni buen compañero, y mucho menos buen padre. También me di cuenta de que te disfrazaste de Papá Noel a disgusto y la nena se dio cuenta, pero vos, con esa cara de orto, no fuiste capaz de ni siquiera simular. Y cómo decirte que justamente si no podés simular, no entiendo entonces por qué mierda tengo que simular yo que acabo cuando vos estás arriba moviendote como una morsa, y la verdad es que cierro los ojos y pienso en que Rolo Puente está arriba mío y desde ese momento me autoinflinjo una herida de esas que parecen de bala….pensando en qué droga tomé el día que me animé a caminar la alfombra roja con vos. Porque la verdad es que veo que aparte de tener que trabajar en casa y de vender los productos de AVON y andar enseñando inglés a domicilio, y llegar y verte tirado en el sillón mirando la tele y riéndote del culo de la Cintia Fernández y de verte (porque el problema es verte simplemente esa cara de infeliz que tenés) yo creo que un día voy a tener un ataque como esa vez que estabas durmiendo y tuve ganas de pegarte con la ojota en la cara porque vi un bicho, pero no era un bicho era una arruga más que te salió. Y la arruga noi te había salido por las preocupaciones cotidianas sino que te había salido de la bronca de haber perdido en el Gran DT y la verdad, que cada vez que te miro me dan ganas de pegarte una patada en la cara y una en la nuca y siento que de repente no entiendo por qué estoy haciendo las valijas y no entiendo por qué tengo tan pocas bombachas y me acuerdo de que a veces uso las bombachas para limpiar los vidrios de las ventanas, para que vos vayas con los dedos llenos de grasa de haberte rascado la oreja y la cola sacandote pelusas del ombligo y en un segundo me lo arruines todo como cuando me tiraste Bernet en el vestido blanco que me puse cuando fuimos al asado de tu amigo el Cholo. Y si lloro es porque he decidido que no te merecés que yo me vaya y te deje tranquilo en tu infelicidad, sino que te merecés lo peor de mí…te merecés que me vuelva una mujer en serio y te merecés que te deje de escribir, porque ni valés como un discurso. No merecés que yo tenga esta panza ni estas caderas gigantescas, porque los tipos de mierda como vos merecen un espejo de mierda, y yo soy una persona mientras sos vos una linda y simpática mierda. Entonces, mi ya odiado Oracio te digo que te voy a dejar. Pero te voy a dejar en la calle, en la indigencia, en bolas y a los gritos…mientras junto tu ropa y agarro el magiclick y la prendo fuego como si fueras vos el que te quemás (porque la verdad, venís quemado, eso me lo dijo tu mamá en la primera cena que me presentaste a tu familia y tu mamá me dijo que el problema con vos era que vos tenías un mellizo y que parece ser que fue absorbido por vos –y yo ahí debí pensar en que vos absorbías a la gente y no me di cuenta- porque ahí la vieja del orto dijo “vos la verdad tenés que entender, que Horacito –porque te decía Horacito como si tuvieras cinco años- no está preparado para vivir solo, entonces vos tenés que cocinarle el estofado que no esté muy pesado porque sino le cae mal y le producen gases de esos que no se van y se impregnan en las sábanas, eso me dijo tu mamá).
Y entonces mientras agarro mi bolso te digo las siguientes cosas:
a. Sí es importante el tamaño, vos nunca cumpliste con el tamaño estándar, oracito (ya en minúsculas)
b. Si no se te para es porque tenés problemas mentales.
c. Si se te para con cualquiera es porque date cuenta de que nuestros problemas matrimoniales no se arreglan con un trío sino con un negro senegalés que te la ponga hasta la garganta, porque oracio…sos gay.
d. la nena yo sé que va a llorar, pero en definitiva la que se llenó de estrías con el embarazo fui yo, mientras vos te quejabas de que el remis no te daba plata y decidiste dejar de trabajar, por lo tanto haré lo que me venga en gana. Le diré que te moriste o la verdad….que nunca exististe…
e. y sos demasiado poco y me cansé
Rita, la ex mucama de tu vida

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