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lunes, 27 de diciembre de 2010

Es tan violeta ser ignorante…(dijo un día, toda ella que era colores amarillos)






Al principio un raro despertar. De esos que uno no puede desengancharse porque siente que todavía le ha quedado el alma pegada al colchón. Era raro porque era demasiado el calor. Demasiada era la incomodidad…y todavía demasiado raro era eso. Si de incomodidades no hay como el sol en la mañana, lo sé porque lo sufro…realmente me duele la vista cuando me despierto en la mañana. Hay momentos en que pienso que debería existir un trabajo que consistiese en funcionar sólo de noche (claro que para eso debería ser Abelardo Castillo y sufrir fotofobia y funcionar sólo de noche como las luciérnagas) y de repente estalla el cerebro con el llamado de la que le come la cabeza todo el día.

“DEL LADO DE ALLÁ….DEL LADO DE ALLÁ”

Uno de los grandes impulsos es cruzar algo..cruzar un límite, ir más allá. Si alguien me dice la diferencia entre cruzar los Andes y cruzar el charco, claramente contesto: “si me caigo en los Andes debo comerme a otro/a” y si me ahogo en el Río Silver termino por ahí inmolada en la Martín García como para darle un toque mitológico a la tan mentada muerte. Claro que es una muerte bastante más heroica que la de la mujer que se tropieza y se le cae la biblioteca en la cabeza y su gato le come la cara…primero porque el gato evidentemente se ha hecho vegetariano, y el calor le saca el hambre…pero fundamentalmente porque ya no cree en que va a morir con un bibliotecazo en el marote. Entonces se levanta un poco a regañadientes y piensa que irse es lo mejor que le puede pasar. Se da cuenta de que del lado de acá, hay muy pocas cosas que la retienen, de hecho, ya nada la tiene…sino que justamente es un ser que se ha vuelto “necesario de cambio” y entonces se da cuenta de que debe cruzar alguno de los dos límites para poder recalcular, como dice el de la propaganda.

Recalculando uno, dos, tres….recalculando uno, dos, tres….

Y entonces sale aquello que no esperaba. Las cosas cambian rápido. Tanto que a veces uno no se da cuenta del torbellino. Alguien me dijo una vez, que la Tormenta dormida es la Tormenta que está cansina y a la expectativa. Diferente a la Tormenta que genera cambios, que pueden ser desde remolinos, huracanes y hasta vendavales conocidos como KATRINAS y otros enseres.
Ya no me creo con la fuerza de la tormenta…sino que me encuentro en el momento de reposo. Es interesante como las energías funcionan de forma diferente. Dicen que el ojo del huracán es el lugar más tranquilo dentro de un revuelo de cosas. Yo tengo para mí que es este el momento de la calma, del ojo del huracán mientras todo alrededor gira de forma cuasi infinita.

Tal es tal….tal TALITA tal es tal…del lado de acá…

Del lado de acá no hay nada para pensar. Del lado de acá es tomar distancia antes de acometer. Del lado de acá es la necesidad del cambio. Un año y en un año pasaron demasiadas cosas…diferentes grados de importancia…pero importancia al fin…y la realidad es que en algún punto nada ni nadie puede evidenciar la metamorfosis. Dice Ovidio que es un ‘carmen perpetuum’, yo creo que de repente es un estadio, nomás… entonces mientras miro las playas, fantaseo y me asusto del tiempo y de qué va a pasar en estos meses…y eso que todavía no ha terminado el 2010.

Es que ella se cansa de ser La Maga, distraída y tonta, de filosofía zen sin saberlo. Ella lanza una flecha y acierta, no porque tenga la puntería, sino porque ella es inconsciente del sistema de lanzar la flecha. Ella cree que el arco se puede mover a su gusto y piacere, y si no le gusta…tira la piedrita y se mueve de casillero. No hay como la Rayuela para llegar al cielo pronto.

Es que ella se cansa de ser Talita, la que lleva una vela verde, alumbrando el camino de esos dos que no dejan de disputarse territorios. En el capítulo donde ella está en medio de una bella madera entre medio de las dos ventanas…ella, el calor, la yerba y los dos amigos (uno del lado de acá, y el otro que es Traveler y nunca ha viajado) y la pelea de siempre.

Ella se cansa de ser Babs, la condenada a escuchar jazz junto a Etienne, y ella se ha hartado de los Oliveira en su vida que se creen con derecho a juzgarla. Cansada y borracha de mucho vodka, lo mira por sobre el rabillo del ojo y le grita y le espeta los insultos más descarados mientras en el fondo no entiende por qué no para de llorar y de repente la canción de Ezra es tan bella que no puede entender cómo terminó así..

Cada año retoma “Rayuela” para ver qué tanto ha cambiado su percepción. Lo hace como rito, como una ceremonia desde los dieciséis años. Siempre fue todas esas (y a veces) ninguna. A veces se contentaba con parecerse a Morelli, otras veces se veía defendiendo a Traveler. Algo cambió…por vez primera ella se vuelve el, Horacio Oliveira… señor viajante incapaz de sostener e incapaz de poder querer por más de un rato algo más que no sea su bello y radiante discurso retórico masturbatorio. Cansada de tanto ego, cansada de tanta latra (lta) se toma el palo y decide correr(se) cuasirreflejamente, y es un cambio de estado, de vida interior y hace caso por primera vez a su instinto de irse. Dicen que del lado de allá, se ven las cosas de otra manera….

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