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domingo, 29 de agosto de 2010

AUSENCIAS…ALPLAXETA..Y A LA MIERDA…





La noche era propicia. El principio constructivo estaba absolutamente dado para que ambas sacaran la conclusión de que la verdad de la milanesa no estaba en soñar con ese ser que podría dar la contención que una necesita. “Great expectations” se llamaba la película que vi en la noche. Detesto ver películas cuando me desestructuran la noche. Se suponía que era cine, no salida de gente codia y boliche. Lo peor del caso era el cansancio que sentía en mi cuerpo. Ese cansancio de haberme tenido que levantar a las siete para hacerme un sinnúmero de análisis para “dejar/me segura”. Al pedo, como todas las acciones que realizo en mi vida. Entonces me veo feliz por un acto. Me siento tenida en cuenta solo por ese acto. Y nada mas. Porque no hay nada mas. Mucho tiempo estuve sin sonreír. Y de repente me doy cuenta de que me confundí tan pero tan feo. Triste destino el del trampolín quien de repente les da todo lo que posee encima y decide tratar de dar algo al otro para que sea (para que sea?) alguien mejor. Triste destino voy siguiendo, destino de Pygmalión que desea crear para que de repente su “perfecta criatura” sea aquello que ama. Creador unido a lo creado. Y el arte de vuelta (y el areté también). Voy feliz porque de repente, ese acto es de alguna manera, algo que creí que podía ser una devolución de gentilezas. (¿realmente necesito gentilezas?). Por un momento me digo que ya no estoy actuando como antes, ya no voy saltando de personaje en personaje, para nutrirme y dejar para saltar a otro. Por vez primera, acciono como no accioné antes. Dicen que sólo el duelo posibilita la dirección y la movilidad del deseo. Yo no sé si es tan así, por lo pronto yo veo que extraño a horrores a J.M. pero no lo extraño a él como persona. Extraño lo que era al lado de él. Extraño la mina que fui a su lado, teniendo un lugar. Desde que él no está, no tengo lugar para nada ni nadie. (ya no sé a qué EL me refiero). Cuando lo borré de mi vida, decidí que de alguna manera, alguien me iba a ayudar (en mi cabeza) y esta persona iba a lograr que superara toda la relación. Error de novata, creer que las personas son a veces salvavidas, y quizás sí lo sean. Pero son sólo eso y nada más. Te querés dar cuenta y te ves involucrada en algo que no podés manejar. Entonces veo que para mí, lo que tengo siempre son ausencias. Son ausencias de parejas. Busco aquellos que no me van a contener. Yo no pido mucho. Es una joda lo del café, quizás. Soy capaz de adaptarme a lo que quiera el otro, lo único que ya no quiero es que me duela tanto como me duele saber que el otro está con una vida maravillosa proyectando que va a ser papá, no quiero seguir llorando porque el otro era un desastre y en definitiva ahora es un novio modelo, y cuando estuvo conmigo derramé lágrimas por un tipo que nunca pudo jugarse por mí. El idealista que me llama de afuera, por qué no es capaz de dejar todo y poner en práctica sus palabras. Un amigo me dice que no soy para tomar en serio. Y me lo dice sabiendo que yo me muero…y en el fondo me doy cuenta de que es así. No soy para ser tomada en serio, ni sirvo para que alguien me registre en la totalidad. Mejor que se queden con un pedacito, sea la cabeza, sea sexo, o sea vino. O quizás sean las tres cosas, pero nunca va a ser la esencia. En las ausencias de las presencias encuentro que siempre soy la que espera. Veinte veces he tratado de exiliarme de las historias que mientras más me movilizan, peor me hacen. Ya no queda más que retirarme del tablero de ajedrez por más que vaya todo en sentido ideal (para el otro, no para mí que sufro ausencias puras). No queda más que el exilio , no alejarse del “ser” sino exiliarse de su imagen, o lo que sería peor, terminar con esa energía delirante que se llama Imaginario (difícil tarea luego del “obsequio”) Comienza entonces una “especie de largo insomnio”. Tal ese el precio de pagar: la muerte de la imagen contra la de la propia existencia.
Digamos que la pasión amorosa es un delirio: pero el delirio no es extraño; todo el mundo habla de él, está ya domesticado. Lo que es enigmático (teniendo en cuenta que hay reglas) es la pérdida del delirio: ¿en qué se entra?

En el duelo real, es la prueba de realidad que me muestra que el objeto amado ha cesado de existir. En el duelo amoroso, el objeto no está ni muerto ni distante. Soy yo quien decido que su imagen debe morir (y esta muerte llegaría hasta escondérsela). Durante este tiempo de duelo extraño, me será necesario sufrir dos patadas en el orto: por un lado sufrir porque el otro está presente (sin cesar, a pesar suyo, de herirme) y entristecerme porque esté muerto (al menos como para que yo ya no lo sueñe). Entonces me angustio (viejo y común hábito) porque las llamadas no llegan, porque el reconocimiento por más buena onda que haya, nunca va a llegar. Según un análisis psicoanalítico mi tristeza pertenece a la franja de la melancolía en que la pérdida del ser amado permanece abstracta. Carencia redoblada: no puedo ni siquiera investir mi desdicha, como en el tiempo en que sufría por estar enamorado. En ese tiempo deseaba, soñaba, luchaba; algo estaba frente a mí, simplemente retardado, atravesando contratiempos. Ahora ya no hay resonancias; todo está calmo (y es peor) Dice Freud “en otras ocasiones puede reconocerse que esa pérdida es de naturaleza más bien ideal. El objeto tal vez no esté realmente muerto, pero se perdió como objeto de amor…”. Entonces trato de arrancarme a lo imaginario amoroso, pero esto sigue por debajo. Se inflama de nuevo cuando más quiero desasirme. Entonces termino haciendo un truco de magia, adelanto la segunda salida..Decido salir de vuelta para la segunda…y de repente el cambio de estructura con la consecuente incomodidad de estar en una casa again en Luis M. C. y los autonconvocados, y terminar durmiendo allí. Nuevamente duermo y soy feliz porque el abrazo es lo que me contiente hasta que me ahogo en sueños sintiendo una presión en el pecho: es la imagen de la familia feliz que viene a autoconvocarse en un sueño (en el sueño, donde yo era libre de la presencia). El deseo ardía por todas partes. Y lo peor del caso, es que solo realizando el duelo, podemos dirigir el deseo hacia otra parte…

Entonces caigo en la cantidad de relaciones que tengo. Tengo relaciones con fulanito y este a su vez la tiene con veinte personas mas…y es como si yo me acostara con veinte personas mas y que a su vez en definitiva las cucharitas amistosas no son mas que la muestra de una cucharita que el otro disfruta y en definitiva…uno tiene relaciones grupales (y el alplax está haciendo estragos en la cabeza) y lo unico que quiero es un paf y se acabó…

Llama ex de afuera. Dice que me ama. Y decir te amo, implica la respuesta del otro lado (TE AMO, cuántas veces soñé con ese TE AMO).Claro que el dice eso a miles de km de aca…y con la promesa de venir para tener aquello que quedo cortado (¿aquello que quedó trunco?) y lo más terrible es que me pongo a llorar porque me pregunta si yo pienso tanto en él como piensa en mí. Y yo no pienso. Trato de no pensar en ninguno. Trato de ser aquella que no es para tomar en serio. Trato de comportarme como esa mina que solo puede ofrecer sexo, vino y bardo. Porque en definitiva…no tengo más para dar…

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