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domingo, 20 de junio de 2010

Biblia y el calefón




En una de esas fechas que una intenta evadir, de repente el azar (llamémosle azar, porque pensar en que el Universo o el Destino me toman para el cachetazo) hizo que me quedara una película para ver el fin de semana. Interesante elección era ver el “Hombre Lobo” de Benicio del Toro, ese actor-que-guarda-cosas-en-sus-ojeras, pues era una de los Films que lograría evadirme de los siguientes temas:

a. día del padre
b. cumpleaños de ex
c. día del padre + ex que será padre + fecha de cumpleaños de ex
d. vida loser de domingo


Como los únicos días en que no me baño son los domingos, hice lo posible para lograr justamente la imagen de un domingo de esos que se asemejan a las películas de Celentano: zarpadas de populismo y vulgaridades varias. Como todos los años, ingerí el asado del Día del Padre, tratando de que esta vez, un chinchulín no se me atragantase ante la crocantez que presentaba. Cierto, es que esta vez no pude estar al lado de la parrilla, controlada por mi padre (ya que, no voy a ser reiterativa pero no está!) ergo, los chinchulines estaban quemados. Crónica del almuerzo, intempestiva, sin ganas de realizar un análisis profundo del momento en que todos se regalan cosas, y los padres y padrinos son felices mirando sus camperas y/o chalecos polares (recordemos que cae para pleno invierno) esas colonias ridículas (tipo Colbert) que se regalan a los tíos, y los packs de pares de medias que se regalan a primos – padres. Luego como siempre, el rito consiste en que los hombres, sentados de un lado, hablan de temas netamente masculinos (desde el punto de vista del género –de/genero- ja!) y se habla de fútbol, se hace la previa para el partido Brasil- Costa de Marfil y se habla de lo terrible de que se ponga tanta “tarasca en 678” –según palabras de algún tío pro-macrista o ultraderechoso cansado de la inseguridad del barrio-. Trato de participar en la conversación, sólo que esta vez no está mi escudo, que me habilitaba a hablar de estos temas en un sector de varones. Y un tanto perdida, (ya que siento que ese no es mi lugar) trato de ir para el otro lado de la mesa. En ella, yacen las mujeres hablando de lo terrible que es lo ocurrido entre Graciela Alfano y Escudero, sin nombrar lo terrible de cómo es que Flavio Mendoza fue maltratado por Fort. Por primera vez, sé de quiénes se está hablando ya que he visto el programa ‘Televisión Registrada’ el sábado por la noche. Entonces, puedo meter un par de bocadillos. Trato de jugar con mis sobrinos y me divierto al verlos peleando entre ellos. Y entonces se produce un momento casi ritual en el que todas las presentes se levantan para (valga la redundancia) levantar la mesa. En un acto mecánico me levanto, a pesar de que tengo las uñas recién pintadas y no quiero lavar los platos. Entonces, conociendo mi inutilidad se me otorga una bandeja donde está una especie de budín de pan (totalmente engordante) el cual debo cortar para entregar la porción a cada uno de los padres antes de que las Sras. se sienten y se llenen de calorías. Mientras corto el budín, pienso que de haber estado esta acción un año detrás, yo habría seguido sentada al lado de mi padre, hablando del fútbol del domingo, (puesto que no estaba el mundial). Por otra parte, del otro lado hubiese estado el actual futuro padre de mi ex…(wow) porque mi ex, será padre. Y de repente, la vida hubiese sido la misma. Sin darme cuenta, el tablero se modificó y ya las cosas no son como antes. Trato de no pensar y luego del almuerzo, en uno de esos ataques de antisocialismo familiar, me retiro a mis aposentos a ver “Hombre lobo”. En eso veo la metáfora del hijo pródigo que regresa a su paraje para acompañar a su padre, quien casualmente es el original hombre lobo. Y éste, muerde a su propio hijo para trasladarle su legado: la monstruosidad. Todo esto en un clima gótico, con reminiscencias de Coppola en ‘Drácula’ y la interesante licantropía de fondo. Sólo que no podía ver más que el instante en el que el padre, orgulloso de la naturaleza ‘bestial’ de su hijo, le muestra su fuerza golpeándolo con su bastón (cuya punta es un lobo) y sonriéndole mientras su rostro se transforma, le aclara que es cuestión de legado. Interesante etimología ya que la palabra ‘legado’ viene de ‘legere’ que es leer y también, la ‘ley’ y la ley es el padre desde el psicoanálisis mientras la irracionalidad y la muliebris impotentia es de la madre. Es así como bajo la cabeza y me voy a ver el segundo tiempo de Brasil- Costa de Marfil sola en el comedor. Sonrío ante la impotencia de Kaká y el teatralismo del jugador costamarfilense el cual (gracias a las cámaras) veo que es una mentira total y soy feliz porque no jugará contra Portugal. Pero mientras veo eso, me doy cuenta de que estoy sola en el comedor, mientras arriba toman mate. Entonces lo veo a él que me mira. Y yo lo miro. Por primera vez en las dos semanas que está acá, me tironea la polaina verde. No sé si es un juego. O es un nuevo preludio al sifonazo. O quizás se asustó cuando le hice ver la película y luego se fue a la cocina. El punto es que el felináceo mamífero, pide mi atención. Y logra hacerme reír. Entonces, tomo una birome peluda, le saco el capuchón y lo sostengo mientras el juega. Hasta que luego se hacen las seis de la tarde…se puede a veces no pensar….

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