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viernes, 14 de mayo de 2010

AHORA TEORIZA TORRISI...PERFECTO....NO TOMO MAS TEQUILA. DE NINGUNA MANERA ....




Y hablando de lo abismal en el tema del amor, aparece ahora una estructura importante, la del deseo. Arístóteles que recibió en la Academia, tierno y recién elaborado el Diálogo del Banquete, trata de huir de la abismal distancia donde su maestro coloca las Ideas Perfectas y entre ellas la Belleza que moviliza el Amor. Aristóteles trata de concretar lo indefinido de las Ideas perfectas de su maestro y su distancia. La Idea Perfecta para Aristóteles es el Primer Movil que mueve como objeto de deseo. Hay una corrección de Platonismo pero, como veremos, vuelve a quedar abierta la ruptura que apunta hacia el Abismo. Aristóteles quiere que el deseo de la creatura se refiera a algo con nombre, más cercano y concreto y no tan indefinido y lejano como quiere el idealismo platónico. El deseo de la criatura se concreta en cumplir la finalidad impresa por el Primer Motor inmovil, el célebre "Dios aristotélico", que una vez ha hecho de demiurgo creando la creaturas, se retira a descansar a un rincón del mundo, despreocupado de ellas. No las mima, ni cuida de forma personal, pero el "Dios aristotélico" posee el convencimiento de que todas las criaturas van a estar seducidas por El, "deseando" cumplir la finalidad y el encargo encomendado por El mismo. Pero no indica Aristóteles que las criaturas instalen este deseo en lo concreto de ningún amor. Para introducirnos en esta estructura del deseo, de una forma menos filosófica que la que apunto de Aristóteles, vamos a referirnos brevemente a la reseña de Rosa Montero : Nos enamoramos del amor o del enamoramiento... Se trata de arrebatar el deseo: colocarse en lugar del deseo.... "Estar enamorado es lo más parecido a un mareo en barco: tú te sientes morir y a los demás les da mucha risa. "En la novela de Nabokov: Lolita, la pasión es un invento. Su protagonista Humbert Humbert, no se enamora de la Lolita real, que es una niña necia, comechiclés, una adolescente hortera casi analfabeta, sino del replandor de amor que él proyecta sobre esa Lolita de carne y hueso... cree ver a su Lolita interior, la que él siempre lleva consigo, la imagen del amor absoluto. Y así Humbert adora a Lolita, pero a la Lolita que él se ha construido. Mientras tanto ella se contempla en los ojos de Humbert Humbert y se ve allí tan hermosa que acaba creyéndoselo. Termina creyendo que ella es así como el otro la imagina. Y se ufana, se envanece, se pavonea, se convierte en una pequeña y torpe tirana. Así, se da ese juego de identidades cruzadas y de equívocos: Yo me enamoro de quien tú no eres y yo te tiranizo con la fuerza que tú me has dado. Así se resuelven muchas de las relaciones pasionales; y eso sucede al margen del valor real, pequeño o grande, que las personas tengan. Al final de la novela Humbert aparece como asesino y ser abominable. Lolita la irritante, la pobre tiene a su favor toda su inocencia, esto es su ignorancia... La carga de pasión que había puesto Humbert puede resultar explosiva. En consecuencia, también desde esta corrección de Arístóteles al diálogo del Banquete, tratando de concretar el espacio del Amor, apunta también hacia una promesa imposible, hacia el abismo. Porque la tragedia de Humbert Humbert es tener que reconocer que el objeto de deseo no lo despertaba una Lolita carnal sino la Lolita confundida con el Amor, porque él - y tenía todo su derecho pese a lo asimétrico de sus cronologías- se estaba enamorando del Amor, y buscaba el deseo del enamoramiento. Trato de concluir todas estas reflexiones para teorizarlas y sacarlas de mi lenguaje, como si con ponerlas por escrito tuvieran que ver con un exorcismo.(Vaya uno a saber en qué momento, y en qué celdita de la loca cabecita ha hecho que termine teorizando sobre esta cosa) Cuando la lectura del diálogo del Banquete la llevamos hacia lo que tenga que ver con el lenguaje, como tantas veces didácticamente yo mismo hice, el análisis de este artículo es perfectamente válido. Cuando comenzamos a contestar el interrogante, que enunciamos al principio de nuestra intervención "¿Pero qué pasa con el amor? o, como dice Platón en su diálogo, de una forma provocativa: "el que ama las cosas bellas desea ¿qué desea?", la lectura nietzschiana del diálogo obliga a leerlo con una intensidad diferente. La gran paradoja de Platón radica en intentar la unión de lo que el amor tiene de apolíneo, como realidad que pueda concretarse en algo bello, es decir, lo que nos dan los sentidos, junto con el espacio dionisiaco que apunta hacia la distancia infinita y abismal que no podrán recorrer nunca los sentidos. Nietzsche va a tener el atrevimiento de indicarnos que ese espacio de Arquetipos, y Paradigmas de Ideas Perfectas, el hombre, si trata de ser genial - al estilo y con la voluntad del superhombre y con la inocencia del niño de Heráclito - lo puede habitar con el lenguaje del arte. He dicho…que me he quedado sin palabras…yo sólo sé que en el Banquete Tal vez convenga aquí dar un pequeño inciso para explicar en qué consistía un banquete al estilo ateniense: Constaba de dos partes, el deipnon o syndeipnon (la comida) y el potos o sympotos (la bebida en común) que venía después de la comida. Durante esta segunda parte, los “comebebedores” animados por el vino eran capaces de pronunciar discursos, cantaban o se divertían de acuerdo con el programa que fijaba el symposiarchos (el presidente del banquete), que fijaba asimismo la cantidad de vino a beber y la proporción en que debía de mezclarse con agua. Antes del pasar al sympotos, se retiraban las mesas, se limpiaba la sala, hacíase una libación de vino puro en honor de Dionisio o Zeus, y se entonaba un peán en honor a Apolo. Si lo normal era que estos symposia degeneraban en orgía, eran en ocasiones, tal como la presente, un motivo de encuentro para poder desplegar el más refinado ingenio al tratar temas de lo más elevados.

En mi opinión la obra se estructura en tres partes bien diferenciadas que a su vez tienen subdivisiones, con excepción de la ultima. Es decir, El Banquete está organizado como tal, primero entremeses, después el plato principal y luego el postre. La primera parte está compuesta a su vez por cinco subdivisiones que son los discursos de Fedro, Pausanias, Erixímaco, Aristófanes y Agatón. La segunda parte contiene el discurso de Sócrates dividido a su vez en dos apartados. En el primero, el maestro rebate y corrige algunas opiniones vertidas anteriormente mediante su lógica de acertadas preguntas. El segundo basado en una supuesta conversación con Diotima de Mantinea es en donde se sientan las bases del Amor platónico. La tercera parte es un panegírico a favor de Sócrates realizado por Albicíades en el que se puede analizar el carácter y forma de ser del maestro.

El momento en que se sitúa la escena de la conversación inicial entre Apolodoro y sus amigos corresponde al 416 a.C. en un período de entusiasmo organizador de la desastrosa campaña contra Siracusa (Sicilia) y la máxima popularidad de Alcibíades a quien se verá irrumpir estruendosamente al final del diálogo. El elogiar por turno al Amor lo propone el médico Erixímaco que parece ejercer las funciones de symposiarchos - organizador -, aunque el verdadero inspirador del discurso no sea él sino Fedro que considera un gran olvido que hasta entonces, ningún poeta ni sofista hubiera compuesto algo en honor de un dios tan grande toda vez si se piensa en los grandes poetas eróticos griegos -Safo, Anacreonte o en los trágicos -Sófocles (Antígona) y Eurípides (Hipólito)-, pero bien es verdad que ninguno de estos autores habían contemplado los aspectos apacibles del Amor, sino los destructivos de la pasión.
El primero en hablar es el joven Fedro, su discurso se encuadra dentro de la línea tradicional del pensamiento mítico idealizado por la cultura del pundonor heroica, dentro de la cual desempeña un primordial papel la pederastia. Particularmente destaco los siguientes puntos en su perorata:
• El Amor no tiene padres, son desconocidos al menos, ya que ningún poeta los nombra.
• Que Hesiodo coincide con Acusilao en que después del Caos se produjeron dos seres: La Tierra (Gea) y El Amor (Eros). Lo que conlleva a determinar que este dios es el más antiguo nombrado en la Teogonia de Hesiodo. Esmás el Amor es el que hace que los demás dioses se enamoren entre sí y engendren otros dioses. Por tanto el Amor es uno de los más antiguos.
• Que el Amor hace a los hombres vivir honesta y virtuosamente, por cuanto que la vergüenza y la emulación ante nadie se siente con tanta intensidad como ante el amado, por no hablar de ese valor que Amor inspira y lleva a hombres y mujeres a los mayores actos de sacrificio y heroísmo, de tal manera que, si se creara un ejército de amantes y amados sería invencible. Esta parte de los Diálogos (416 a. C.) debió de leerla el tebano Epaminondas ya que, consiguió en el 371 a.C. ganar en la batalla de Leuctra a los espartanos escogiendo dentro de su ejército a 300 guerreros y formándolos por parejas según el afecto que se tenían y haciéndoles jurar que ninguno abandonaría por ninguna causa a su pareja y atacando con ellos el flanco derecho de los espartanos los venció.
• Consecuentemente, admite y alaba la relación entre personas del mismo sexo, en especial entre hombres.
• Sitúa la acción benéfica del Amor en el amante y, al amado en una situación de correspondencia.
Pausanias le sigue en el discurso profundizando en los beneficios de la pederastia, situando la relación entre hombres como un medio de aspirar a un amor más espiritual (Amor Platónico) sentando la base de lo que posteriormente Sócratres dejará como doctrina: los hijos del espíritu son superiores a los de la carne y los únicos que reportan gloria a los hombres. Sin Amor no se comprende Afrodita. Ahora bien, siguiendo una reminiscencia hesiódica considera que existen dos Afroditas una, Celeste, hija de Urano (Urania) y otra, Vulgar, posterior y por tanto más joven y fruto de las relaciones entre Zeus y Dione (Pandema) y, por tanto, cada una de ellas tiene su Amor correspondiente (Urano y Pandemo).
Lo inspirados por el Amor de Afrodita Urania, en cuya generación no intervino hembra alguna, se dirigen exclusivamente a los varones, “sintiendo predilección por lo que es de naturaleza más fuerte y tiene mayor entendimiento” -(¿Una forma de machismo: Amar a los mancebos por ser superiores a las doncellas?). Esta diosa al proceder sólo de Urano representa al amor que se tiene entre sí los hombres en un sentido más espiritual, al estilo que se entiende en Atica o en Lacedemonia. Al ser esta Afrodita más antigua, su Amor es más maduro, sereno, constante y fiel.
El Amor de Afrodita Pandemo es vulgar al estilo de las repúblicas de Beocia o Elide, no distingue entre hembra o varón.
Considera que es mejor “amar a las claras que en secreto” y la relación que surge más noble y menos interesada.. Afirma que “es cosa realizada de fea manera el complacer a un hombre vil, vilmente y de bella manera, en cambio, ceder a un hombre de bien, en buena forma” , norma que puede explicar el comportamiento de Albicíades con Sócrates según indica el primero más adelante. Esta era una doctrina que era tomada como moneda corriente en Atenas y a la que ciertos espíritus sofisticados, (leer el discurso de Lisias en Fedro) replicarían con la tesis de que se debe otorgar el favor al no-enamorado con preferencia al que lo está.
Existe una voluntariedad en los amantes de hacerse esclavos de los amados. Esta voluntariedad es una virtud, ya que si alguien desea servir es para obtener del otro algo que le haga mejor en algún saber. El entregarse para hacerse mejor es bello y, esta clase de entrega amorosa pertenece sin duda al Amor de Afrodita Celeste (Urania).
Erixímaco, de profesión médico, continua el tema amoroso ampliando la atracción que sienten los seres humanos entre sí a la general inclinación a lo bello, incluyendo tanto a animales como a frutos de la Tierra, es más, Amor, “extiende su poder tanto en el orden humano como el divino” . Dando un nuevo giro a los discursos y considerando al igual que Pausanias, existen dos Amores dentro del cuerpo humano, uno corresponde al cuerpo sano y otro al cuerpo enfermo, distingue entre el amor bello y el amor morboso. El primer amor que impone la concordia y la armonía entre los elementos contrarios es causa de la salud en el cuerpo y de las condiciones climatológicas necesarias para el desarrollo de la vida en el universo. El amor morboso, en cambio, en búsqueda egoísta de lo que le es semejante y en guerra constante con sus contrarios conduce a la enfermedad, los cataclismos y a la desintegración del equilibrio armónico de los elementos y a la muerte. La medicina debe de tratar de animar el primero y de frenar el segundo creando una armonía entre ambos. Siendo la armonía una consonancia, “ y las consonancia es un acuerdo que resulte de cosas discordantes”.
Define como el Amor más sublime como aquel que se “manifiesta en el bien unido a la moderación y a la justicia tanto en nosotros como en los dioses es el que posee mayor poder y el que proporciona la felicidad completa” .
El discurso de Erixímaco que, por desviarse de la trayectoria tomada por la discusión es desatendido por los comentaristas de este diálogo, contiene un cuadro históricamente correcto de un médico de la época, en una parte estudioso de los males que aquejan el cuerpo humano y por otra parte filósofo.
La muerte, aludida como consecuencia del amor morboso, es un regreso de los distintos componentes del hombre, hasta ese momento en un estado de equilibrio precario, a los respectivos semejantes de donde proceden, según dice el autor del Del Natura hominis (presumiblemente Pólibo, yerno de Hipócrates). Este equilibrio proviene del pensamiento de Emédocles, con cuya pareja Philotes-Neikos (Amistad-Discordia) coincide en lo fundamental con los dos amores de Erixímaco.
En su discurso también se menciona a Heráclito como introducción a la comparación entre la medicina y la música como restauradoras del ritmo y la armonía en los elementos disonantes del cuerpo, lo que evoca las prácticas medicinales de la escuela pitagórica tal como la meloterapia.
Aristófanes en el siguiente discurso nos resalta cómo si el amor obedeciera a un íntimo anhelo de restitución de una plenitud perdida, de reencuentro con un total uno mismo en el ser amado y, que supera con mucho el mecanismo químico y biológico de atracciones y rechazos de los elementos constitutivos del hombre, tal como nos decía Erixímaco anteriormente, y para ello nos hace disfrutar partiendo de una antigua leyenda sobre Efialtes y Oto hijos de gigantescos del tesalio Aloeo, que encadenaron a Ares e intentaron escalar el cielo para derrocar a Zeus (Homero en Iliada y en Odisea).
Expone que, en la antigüedad, la humanidad se dividía en tres géneros, el masculino, el femenino y el “andrógino”. Los seres que pertenecían a esta última clase eran redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras en la cabeza y, por supuestos dos órganos sexuales. Eran seres tan terribles por su vigor y fuerza que se sintieron suficientes para atentar contra los dioses. Zeus los castigó partiéndolos por la mitad. El Amor desde tiempos inmemoriales trata de unirlos, de tal manera que, cuando se encuentran se unen de tal forma que es para toda la vida, tratando cada uno de “reunirse y fundirse con el amado y convertirse de dos seres en uno solo” de manera que “tan solo podría alcanzar la felicidad nuestra especie cuando se dé el tiempo en que la mitad de la Humanidad se encuentre con su otra mitad. Por lo que se deduce que “tan solo podría alcanzar la felicidad nuestra especie si lleváramos el amor a su término de perfección y cada uno consiguiera el amado que le corresponde”.
El Mito del Andrógino explica maravillosamente la sensación de plenitud que da la unión amorosa y, al propio tiempo explica la polarización del amor hacia uno y otro sexo desde el mismo comienzo de la vida.
Agatón pretende exponer cómo es la naturaleza del amor y sus propiedades, para ello recurre al principio de lo “semejante con lo semejante” propio del pensamiento presocrático. Por ello difiere de los demás al considerar en su naturaleza como el más joven de los dioses porque huye de la vejez encontrándosele siempre entre jóvenes y no con los ancianos. Es delicado ya que camina sobre lo más blando de los seres humanos: el alma. Es flexible porque es capaz de replegarse sobre sí mismo y esconderse en el menor de los resquicios del espíritu. Es proporcionado, porque siempre está en guerra con la deformidad. Es bello de tez porque vive entre las flores, pues lo que no está en flor está marchito.
Tal como desarrolla otras obras, Platón nos deja para el final al propio Sócrates, el cual, en la primera fase de su discurso realiza ciertas preguntas con las que llega a deducciones lapidarias y que, posteriormente, desarrolla didácticamente. Las preguntas son formuladas por el maestro y contestadas por el último en hablar: Agatón.
(Lo que sigue está reproducido directamente de los Diálogos dado que entran de lleno en el juego deductivo que sigue el maestro).
“¿Es por su naturaleza el Amor de tal clase que sea Amor de algo o de nada? - Si por cierto, lo es de algo.
¿Desea el Amor aquello de lo que es amar ó no? -Si, y mucho.
¿Es acaso al poseer lo que desea y ama cuando desea y ama, o es al no poseerlo?. - Al no poseerlo, al menos según es verosímil.
Considera ahora -replicó Socrates- si en vez de verosímil es necesario que así sea, es decir: lo que desea, desea aquello de que está falto, y no lo desea si está provisto de ello. A mí al menos me da una extraordinaria sensación de que es necesario. ¿Y a ti?. -También a mí me la da -responde Agatón-.
Dices bien. ¿Querría, por consiguiente, el que es grande ser grande y el que es fuerte ser fuerte? -Es imposible según lo convenido -.
En efecto, ya que no carecería de estas cualidades por poseerlas en sí mismo. -Dices la verdad-
Pero en el caso de que alguien, a pesar de ser fuerte, quisiera ser fuerte agregó Sócrates- o siendo veloz, ser veloz o estando sano estar sano…. Pues tal vez puede alguien creer con respecto a estas cualidades y a todas las similares, que los que las reúnan en si y las poseen, desean, no obstante, lo que tienen. ¿Quién puede estar deseoso de lo que tiene?: - Porque lo que desea realmente es tenerlo durante toda su vida -.
¿No equivale esto a desear algo que no se tiene? -Sin duda alguna -, luego éste y cualquier otro que sienta deseo, desea lo que no tiene a su disposición y no está presente, lo que no posee, lo que él no es y aquello de que carece. ¿No es el Amor en primer lugar amor de algo y en segundo lugar de aquello que está falto?.

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